El viernes amaneció con ese frío que se cuela por las rendijas y una pregunta simple: ¿cómo calentar el rincón donde trabajas sin gastar un dineral? Lidl sacó a la venta un calefactor portátil por menos de 20 € y, lo curioso, nadie esperaba que calentara tanto. La conversación se encendió más rápido que el propio aparato.
Una pareja lo cogía, le daba la vuelta como si fuera una radio antigua y se miraba con media sonrisa: “¿Será para tanto?”. En la fila, alguien enseñaba en el móvil un vídeo de TikTok con vapor de aliento y un medidor de temperatura subiendo sin pudor. El dependiente asentía con un gesto cómplice mientras reponía más cajas en el palé. La historia real empezaba allí, delante de un calefactor del tamaño de un libro y precio de bocadillo, con promesa de calor inmediato. Y una duda que pica.
El hallazgo del viernes que calienta más de lo que parece
Pequeño, ligero, sin pretensiones. Lo conectas y a los pocos segundos el aire sale templado, luego más serio, como si el aparato se quitara la chaqueta. En la mano no pesa casi nada, pero se nota compacto, sin plásticos endebles. Cuesta menos de 20 euros y calienta como uno mayor. La sensación extraña es esa: esperas poco, te da bastante.
Un ejemplo rápido: escritorio en salón de 12 m², puerta cerrada, ventana bien encajada. El termómetro marcaba 17,5 ºC; a los 10 minutos, 19 ºC; a los 20, 20,3 ºC. No hablamos de sauna, hablamos de confort que se nota en las manos. El consumo ronda el de un secador en modo bajo, lo que para muchos significa menos de lo que imaginaban en la factura. Por menos de 20 €, el café rinde mejor.
La explicación es sobria. Elemento cerámico PTC que se calienta rápido y se autorregula, un microventilador que empuja el aire sin hacer tormenta, y un chorro dirigido que calienta “tu” zona, no toda la casa. La física del punto caliente gana a la calefacción general cuando solo necesitas cubrir un metro y medio de entorno. No pretende sustituir a la calefacción central, sino atacar el frío de cerca. Y ahí funciona.
Cómo sacarle partido sin gastar de más
La clave está en el “dónde” y el “cuándo”. Colócalo a una distancia de 1 a 1,5 metros, orientado al pecho o a las piernas, y cierra la puerta de esa estancia. Programa sesiones cortas: 15 minutos para subir, 5 de descanso, 10 de mantenimiento. Frío que cala y factura que pica: mala mezcla. Zona caliente, mente despejada.
Errores clásicos: dejarlo en el suelo de baldosas heladas, taparlo con una manta “para que no se vea” o enchufarlo con una regleta cansada. No hace falta. Elevarlo unos centímetros, despejarle el frontal y darle aire alrededor marca la diferencia. Todos hemos vivido ese momento en el que te levantas con los pies fríos y haces cualquier apaño. Seamos honestos: nadie hace realmente eso todos los días. Mejor un hábito simple y seguro.
En tienda lo decían así, sin florituras ni manuales densos. “Si lo usas para ti, no para la casa entera, notarás el ahorro y el calor”, comentó una cajera que ya se llevaba uno para su despacho.
“No es magia: es un golpe de calor donde lo necesitas. Y por 20 euros, a mí me saca de apuros.”
- Colócalo a media altura y a 1–1,5 m del cuerpo.
- Puerta cerrada y rendijas mínimas para que el calor no huya.
- Sesiones cortas y frecuentes mejor que una maratón continua.
- Evita telas delante y enchufes saturados.
- Úsalo en zonas de paso breve: escritorio, tocador, mesilla.
Lo que cuenta este calefactor sobre cómo compramos hoy
No es solo un producto barato que llegó un viernes frío. Es un gesto colectivo: buscar soluciones flexibles, rápidas, locales. En vez de calentar 70 m², calientas cuatro. En vez de planificar obras, enchufas y listo. La compra impulsa una idea curiosa: el confort ya no es una temperatura perfecta, es un microclima personal. Da tema para hablar en la oficina, en casa o en el grupo de vecinos. Y sí, también abre el debate del consumo responsable: ¿me abrigo más o enciendo algo pequeño y preciso? No hay dogma. A veces basta con quitarle el hielo a las manos para que el día se mueva. Quizá por eso este aparato, tan modesto y tan directo, causa sorpresa. Te hace pensar en tu propio mapa de calor.
| Punto clave | Detalle | Interés para el lector |
|---|---|---|
| Precio por debajo de 20 € | Oferta puntual de viernes con stock visible en tienda | Accesible sin pensarlo mucho; compra de impulso que soluciona un problema real |
| Calor rápido y dirigido | Elemento cerámico PTC y microventilador para “zona personal” | Confort inmediato en escritorio, sofá o mesilla sin calentar toda la casa |
| Uso sencillo y seguro | Cuerpo compacto, base estable y flujo frontal despejado | Menos complicaciones y más tranquilidad en espacios pequeños o de trabajo |
FAQ :
- ¿Cuál es la potencia aproximada?Suele moverse en el rango de mini-calefactores (entre 500 y 1000 W), suficiente para calentar tu zona personal y estancias pequeñas cerradas.
- ¿Consume mucho para el bolsillo?Menos de lo que imaginas si lo usas en sesiones cortas y locales; calentar tu metro y medio es más barato que subir toda la vivienda.
- ¿Es seguro con niños y mascotas?Usado en superficie estable, con frontal despejado y sin telas encima, reduce riesgos; evita que jueguen alrededor y apágalo si sales.
- ¿Hace ruido?Emite un murmullo leve de ventilador; apto para teletrabajo o lectura si no eres ultra sensible al sonido ambiente.
- ¿Sirve para el baño?Úsalo solo si el fabricante indica aptitud para zonas húmedas; si no, mejor corredor o dormitorio con puerta cerrada.









