No instala cocinas de diseño ni cuadros de Instagram. Revisa luces de emergencia, cuadros de garaje y pasillos que casi nadie pisa. Dice que ahí está el hueco: el trabajo que nadie quiere. A cambio, contratos fijos, noches tranquilas y clientes recurrentes. Su frase, repetida sin épica: cobra más de 2.000 € al mes y llega a casa sin migrañas. ¿La clave? Un nicho sencillo, poco sexy y, precisamente por eso, libre.
La alarma del móvil vibra a las 3:42. El aparcamiento huele a goma y polvo fino de hormigón. José Antonio apoya el termo en el capó de un coche cubierto de pelusa, abre el cuadro metálico y escucha el clic de los relés como quien oye un reloj antiguo. Con una linterna frontal, va marcando una checklist plastificada: pasillo A, pasillo B, salida de emergencia, ventilación. El barrio todavía no ha despertado. “Nadie quiere este trabajo, pero me deja más de 2.000 € al mes y cero estrés”, suelta, casi en susurro, como si hablara con el eco. Levanta la vista, apaga la linterna. Silencio y facturas pagadas.
El turno que nadie mira
La idea de José Antonio nació de un cansancio: demasiadas reformas eternas, demasiados cambios de última hora, demasiados “¿puedes venir ya?”. Cambió el foco a mantenimientos nocturnos en parkings y naves logísticas. Lo que para muchos es turno castigado, para él es horario en paz. No hay atascos, no hay vecinos impacientes, no hay obras que se alargan. Solo un guion claro, el zumbido constante de las luminarias y una lista de tareas. Menos glamour, menos ruido, más margen.
Una madrugada de octubre, en Riba-roja, cambia seis módulos LED, limpia sensores de presencia y hace pruebas de alumbrado de emergencia en un almacén. Dos horas, factura cerrada, sello en el parte. Otro día en un garaje de comunidad: comprobar diferenciales, medir aislamiento, sustituir una pequeña línea de portal. Trabaja cuatro noches por semana y un par de sábados alternos. Con cinco contratos fijos, su media mensual se mueve entre 2.100 y 2.400 euros netos, sin picos absurdos. No es viral. Es estable. Y esa palabra, en este gremio, vale oro.
¿Por qué funciona? Porque todo edificio con público necesita alumbrado de emergencia operativo, ventilación segura y cuadros en regla. La normativa aprieta, las inspecciones piden papeles, los administradores buscan que “no dé problemas”. A las empresas les cuesta cubrir turnos noche, y los autónomos huyen del horario raro. Ahí se cuela José Antonio: propone packs simples y mantenimiento programado. Precio por visita, materiales aparte y revisiones trimestrales. El cliente sabe cuánto gastará. Él sabe cuándo cobrará. Menos negociación, menos desgaste, más tiempo real de trabajo.
El método de José Antonio
Su sistema cabe en una libreta y en el móvil. Primero, agenda fija por zonas: lunes polígonos, miércoles comunidades, viernes repaso y boletines. Después, checklist con horarios y fotos “antes/después” en cada punto crítico. Usa etiquetas QR en cuadros para acceder al histórico. Las visitas duran 90 minutos de media; si hay sustitución, añade 30 más. Lleva un kit mínimo: multímetro, pinza, linterna frontal, juego de destornilladores, bornas, fusibles, un par de drivers y conectores rápidos. Nada heroico. Resultado: cero improvisaciones.
Consejos suyos, con tono de colega: no prometas urgencias 24/7 si no quieres vivir pegado al móvil. Cobra desplazamiento cuando cruces ciudad. Evita presupuestos “abiertos” que se convierten en novela. Rompe el trabajo en paquetes pequeños y repetibles. Y cuida a la persona con llaves: el conserje. Un café y cinco minutos te ahorran diez llamadas. Seamos honestos: nadie lleva un inventario impecable cada día. Todos hemos vivido ese momento en el que falta justo esa pieza de 2 € y el mundo se detiene. La solución no es magia: stock mínimo y lista de repuestos.
En su cabeza, la regla es simple: si no es repetible, no entra. Y su porqué no es épico, es humano.
“Yo no soy más listo, solo quité lo que me daba ansiedad. De noche trabajo a ritmo, llego a casa, desayuno con mi hijo y me echo una siesta. No me grita nadie, no regateo facturas, no corro.”
- Contratos: 5 clientes fijos (3 comunidades, 2 naves) + 2 rotatorios al trimestre.
- Ingresos: 2.100–2.400 € netos/mes, con margen estable.
- Horario: 22:00–06:00, 4 noches/semana, sábados alternos si hay revisión anual.
- Equipo: maletín ligero, escalera telescópica, medidor de aislamiento, EPI al día.
- Papeleo: carné profesional, PRL, seguro RC y partes firmados en cada visita.
¿Y si también fuera para ti?
No todo el mundo quiere vivir de noche. Hay familias a las que el reloj no les da tregua. Aun así, lo que enseña José Antonio no va de madrugadas, va de foco. Elegir un tramo del mapa que nadie disputa y exprimirlo. Reducir las variables hasta que el trabajo es un guion. Si te suena, empieza pequeño: una comunidad, una nave, una checklist. Observa dónde se te va la energía y córtalo sin miedo. Lo que parece menos brillante, a veces, es lo que paga puntual. Lo que no sale en redes, a veces, es lo que te deja tranquilo. No es heroico. Es una elección.
| Punto clave | Detalle | Interés para el lector |
|---|---|---|
| Nicho silencioso | Mantenimiento nocturno de parkings y naves con checklist | Menos competencia y clientes fieles |
| Modelo de ingresos | Packs por visita y revisiones trimestrales | Previsibilidad y flujo estable de caja |
| Vida diaria | Ritmo sin llamadas urgentes ni obra abierta | Menos fricción, más tiempo personal |
FAQ :
- ¿Necesito ser autónomo para copiar este modelo?Sí. Te facilita facturar por packs, firmar contratos de mantenimiento y asegurar responsabilidad civil.
- ¿Qué formación mínima requiere?Carné de electricista, PRL y manejo de normativa de alumbrado de emergencia. Un curso corto de mediciones no viene mal.
- ¿Cuánto tardo en conseguir los primeros clientes?Entre 4 y 8 semanas si visitas administradores de fincas y polígonos con propuesta clara y precio cerrado.
- ¿Es compatible con un trabajo diurno?Con 2 noches a la semana puedes empezar. Ajusta para no acumular sueño. La salud manda.
- ¿Qué errores me costarán dinero al principio?No cobrar desplazamiento, prometer urgencias 24/7, no documentar con fotos y aceptar “ya que estás” sin presupuesto escrito.









