Hacía frío, subiste el termostato “un poco más” y la casa entró en calor… para luego acabar abriendo la ventana. Ese vaivén tan cotidiano esconde el fallo más común con la calefacción: una costumbre que puede inflar la factura hasta un 15 % sin darte nada a cambio, salvo aire demasiado caliente y un zumbido constante en los radiadores.
Te quitas el abrigo, ves el termostato marcando 18 °C y, casi sin pensar, ruedas la rueda hasta 24. O 25. “Así calienta antes”, te dices, mientras el rugido suave de la caldera empieza a llenar la casa. Diez minutos después estás en camiseta. Media hora más tarde, agobio. Abres un poco la ventana de la cocina “solo para ventilar”.
El gesto que dispara la factura sin que te enteres
El error tiene nombre: **subir el termostato por encima de tu temperatura de confort** para “correr”. No calienta más rápido. Solo obliga al sistema a trabajar más tiempo y a una temperatura que no necesitas. En ese exceso se va el dinero. Y el bienestar.
Todos hemos vivido ese momento en el que la casa parece una sauna y el aire huele a radiador caliente. En cifras, hay una regla sencilla: **cada grado extra suma alrededor del 7 %** al consumo. Dos grados por encima de lo razonable, y ya rozas ese 15 % que duele. No es magia negra. Es física hogareña.
El termostato no es un acelerador, es un interruptor inteligente. Ordena “calentar” hasta una consigna y mantenerla. Si pides 23 cuando te bastan 21, el equipo seguirá empujando contra un diferencial más alto y perdiendo más calor por muros y ventanas. *La calefacción no es una carrera de velocidad.* Es un maratón de constancia.
La manera sencilla de ganar confort y ahorrar
Marca una consigna estable de 19 a 21 °C en zonas de día. En dormitorios, 17-18 °C suele ir bien. Programa el encendido 30-45 minutos antes de llegar a casa o de despertarte. Si tu caldera modula, deja que haga su trabajo. Funciona mejor suave y constante que a trompicones. Y si tienes válvulas termostáticas, úsalas para zonificar sin dramas.
Ventila por la mañana entre cinco y diez minutos, con ventanas bien abiertas y la calefacción apagada. Luego cierra y vuelve a la consigna. Evita cubrir radiadores con toallas o sofás, purga al inicio de temporada y vigila la presión de la caldera. Seamos honestos: nadie hace eso todos los días. Por eso, una alarma mensual en el móvil salva dinero y sustos.
Si sientes frío con 20 °C, quizá no sea la temperatura, sino el cuerpo. Ponte una capa fina, elimina infiltraciones con burletes y piensa en una alfombra en el salón. Notarás el efecto en minutos.
“El confort empieza por la temperatura que tu piel siente, no por lo que marca un display”, resume Jorge, técnico de mantenimiento con dos inviernos metido en salas de calderas.
- Consigna fija: 19-21 °C en salón, 17-18 °C en dormitorios.
- Programación horaria y modo eco cuando sales más de 3-4 horas.
- Ventilación corta, radiadores despejados, purga al comienzo de temporada.
- Burletes en ventanas y sello en cajas de persiana para cortar corrientes.
Por qué “un poco más” sale tan caro
La casa pierde calor en función de la diferencia con el exterior. Si fuera hay 8 °C y dentro pides 23, ese salto de 15 grados multiplica pérdidas por paredes y vidrios. Con 21, las fugas son menores. Es ese delta, constante y silencioso, el que engorda la factura.
Hay otro factor. Cuando sobrecalientas, el cuerpo reacciona: te entra sueño, te secas, te molesta el ambiente. Acabas abriendo una ventana. Calor caro que se escapa en segundos. Un día no pasa nada. Todos los días es la sangría invisible del invierno.
¿Y el mito de “apagar del todo o mantener”? En ausencias cortas, bajar a 17 °C y retomar antes de volver funciona mejor. En ausencias largas, sí compensa apagar. En casas bien aisladas, mantener una base suave puede ser eficiente. En las mal aisladas, mejor gestionar por horarios. **21 °C ya se siente confortable** para la mayoría si el aire no tiene corrientes.
Nos quedamos con una idea: calentar con cabeza se nota más en el bolsillo que cambiar toda la instalación. La clave no está en sufrir frío, sino en dejar de pelear contra el propio sistema. Ajustar la consigna, ordenar la casa para que el calor fluya y evitar picos son gestos pequeños que contagian paz térmica. Y conversación en la sobremesa.
| Punto clave | Detalle | Interés para el lector |
|---|---|---|
| Consigna estable | 19-21 °C en zonas de día, 17-18 °C en dormitorios | Confort real con menos consumo |
| Evitar picos | No subir termostato “para correr”; programar con antelación | Hasta un 15 % de ahorro sin complicación |
| Entorno preparado | Ventilar corto, radiadores libres, burletes y purga | Menos pérdidas, calor más agradable |
FAQ :
- ¿Cuál es la temperatura ideal para casa?Para la mayoría, 19-21 °C en salón y 17-18 °C en dormitorios. Si hay personas mayores o bebés, sube 1 grado en estancias ocupadas.
- ¿Es mejor apagar la calefacción al salir o bajarla?Si te vas 3-4 horas, baja a 16-17 °C. Si te vas todo el día o un fin de semana, apágala y programa el encendido antes de volver.
- ¿Subir a 24 °C calienta más rápido?No. El termostato no acelera, solo pide una temperatura más alta. Calentarás igual de rápido y gastarás más.
- ¿Cuánto tarda una vivienda en calentarse?Depende del aislamiento y del sistema. Como referencia, entre 30 y 60 minutos para subir 1-2 °C en pisos estándar.
- ¿Radiadores eléctricos o caldera de gas: cuál gasta menos?El coste depende de tarifas y eficiencia. El gas suele ser más barato por kWh útil; la bomba de calor es la más eficiente si está bien instalada.









