Walter Riso, psicólogo: “Amar sin perderte es el mayor signo de madurez emocional”

Walter Riso, psicólogo: “Amar sin perderte es el mayor signo de madurez emocional”

A veces el amor te pide que corras hacia alguien y, en esa carrera, te olvidas de ti. Es sutil: cedes un plan, luego un gusto, luego una convicción, y cuando miras atrás ya no reconoces tu propia voz. Walter Riso lo resume sin rodeos: amar sin perderte es un acto de adultez emocional, y no es negociable si quieres una relación que respire.

“Si no contesto, se enoja; si contesto, pregunta dónde estoy”, me dijo, apretando la taza con los dedos fríos. La escena era cotidiana, casi anodina, salvo por un detalle: había dejado de ir a sus clases de pintura “para evitar problemas”.

Amar sin desaparecer de uno mismo suena fácil, hasta que te pierdes de vista. Recordé entonces una frase de Walter Riso que golpea como una ventana abierta: “Amar sin perderte es el mayor signo de madurez emocional”. Me quedé con eso, como un anzuelo luminoso. Algo estaba intentando decirnos.

Amar sin desaparecer: la tesis de Walter Riso

La idea central es directa: el amor sano no exige amputaciones. Exige presencia. Cuando Riso habla de madurez emocional, está nombrando una capacidad: sostener el vínculo sin desmantelar la identidad. Parece obvio, pero duele practicarlo.

Todos hemos vivido ese momento en el que callas tu gusto musical por no discutir en el auto. O aceptas la cena del sábado con sus amigos aunque quisieras quedarte a leer. Pequeñas concesiones que, acumuladas, hacen hueco por dentro. El problema no es ceder, es desaparecer.

La lógica es clara: si para amar debo renunciar a mis valores, la relación se apoya en un vacío. Y los vacíos cobran factura. La autonomía es la base del compromiso, no su enemiga. Cuando yo existo, mi “sí” vale más. Cuando no, mi “sí” es miedo disfrazado.

Cómo se ama sin perderse: prácticas sencillas

Empieza con un inventario íntimo. Escribe tres no negociables: hábitos, ilusiones, límites. Déjalos visibles, como un faro. Luego, conversa con tu pareja en tiempo de paz, no en medio del incendio. Una regla práctica: por cada acuerdo común, conserva un espacio individual que proteja tu norte.

Seamos honestos: nadie hace realmente eso todos los días. Hay cansancio, prisas, costumbres antiguas. Funciona tener microcitas contigo: 30 minutos a solas, sin justificarte, para checar cómo vas. Si te sorprendes posponiéndote siempre, ese espejo te va a parar.

El amor con límites sanos no te aleja del otro: te devuelve al centro para poder acercarte mejor. Si te sientes culpable por pedir espacio, revisa el guion aprendido y no la realidad presente. La madurez se entrena como un músculo, a base de gestos ordinarios.

Lo que se ve cuando no te pierdes

Te cuento la historia de Marco y Lucía. Él dejó de jugar fútbol los miércoles “para acompañarla”. Al principio fue tierno. A los seis meses, resentía cada reunión de amigos. Lucía sostenía su clase de cerámica, costara lo que costara. Hicieron un trato: él recuperaba su miércoles, y los viernes eran de los dos. Bajó la tensión. Subió la risa.

Esta mini-historia es frecuente en terapia de pareja. No se trata de egoísmo. Se trata de oxígeno. Cuando cada uno vuelve a su lugar, el vínculo respira. Y sí, hay una incomodidad inicial: la pareja renuncia al control travestido de cuidado. Vale la pena.

Una relación madura no cancela tus pasiones: las integra. La identidad previa a la pareja no es un enemigo, es el suelo. Quien se respeta fuera, puede amar con gusto dentro. Quien se diluye, necesita que el otro lo complete, y eso es demasiado peso para cualquiera.

Errores que nos hacen invisibles

Uno: confundir amor con fusión. Amar no es estar de acuerdo en todo, es poder disentir sin miedo a perderlo todo. Dos: pedir permiso para existir. Si tienes que justificar cada plan, algo se torció. Tres: posponer el autocuidado hasta que “haya tiempo”. Tiempo no sobrará, hay que crearlo.

También pesa el mito del sacrificio heroico. “Si no renuncias, no amas lo suficiente”. Falacia que agota. El cuidado mutuo no pide pruebas de fidelidad con tu propia vida. Pide presencia ecuánime. Un gesto útil: antes de ceder, pregúntate qué precio emocional pagarás en un mes.

Aquí la frase de Riso encaja como una brújula:

“Amar sin perderte es el mayor signo de madurez emocional”.

  • Haz una lista corta de tus no negociables.
  • Agéndate tiempo personal real, no simbólico.
  • Practica un “no” amable por semana.
  • Comparte tus límites cuando estés en calma.
  • Revisa si cedes por amor o por miedo.

Cómo ponerlo en práctica hoy

Prueba el método 1-1-1 durante 21 días: una actividad propia a la semana, una conversación de límites con tu pareja, una evaluación honesta al domingo. No lo conviertas en examen, hazlo ritual. Si funciona, ajusta el ritmo a tu vida.

Cuando cometas el error de morderte la lengua “para no armar lío”, mírate con cariño. Fallar no te define, te señala un punto de entrenamiento. Di: “esta vez cedí por miedo, voy a intentarlo distinto mañana”. Pequeñas correcciones suman más que grandes declaraciones.

Si te topas con resistencias, nómbralas. “Me da culpa pedir espacio”, “Temo que te enojes si voy solo”. Eso abre conversación. Si la respuesta que recibes invalida tu existencia, escucha la alarma. El amor que te pide desaparecer no es hogar, es laberinto.

Una invitación a mirarte mientras miras al otro

Tal vez el mayor gesto de amor sea conservar tu voz. Suena contraintuitivo en un mundo que premia la fusión y el relato de “somos uno”. No lo somos. Somos dos que eligen un puente. En ese puente, tu nombre y tu deseo ocupan espacio.

Cuando vuelves a ti, se ordena algo silencioso. Nunca será perfecto. Habrá días de torpeza y otros de claridad fulminante. Lo valioso está en volver. Porque si te pierdes, tu amor pierde color, textura, verdad.

Recuerda esta idea de Riso como quien guarda una llave en el bolsillo. No te obliga, te orienta. No te endurece, te integra. Si estás leyendo esto con un nudo en la garganta, tal vez ya sabes por dónde empezar. Hazlo pequeño, hazlo hoy.

Punto clave Detalle Interés para el lector

FAQ :

  • ¿Qué significa “amar sin perderte” en la vida diaria?Elegir a la pareja sin anular tus gustos, límites y valores. Puedes ceder a veces, no desaparecer.
  • ¿Pedir espacio es señal de egoísmo?No. Es cuidado. Si te cuidas, traes una versión más presente y amable al vínculo.
  • ¿Cómo decir “no” sin generar conflicto?Usa un “no” breve, respetuoso y con alternativa: “Hoy no voy, ¿te parece el viernes?” Funciona mejor que justificarte por minutos.
  • ¿Y si mi pareja se enoja cuando pongo límites?Observa si hay apertura para conversar. Si el enojo busca controlarte, ahí no hay seguridad emocional.
  • ¿La terapia de pareja ayuda en esto?Sí, cuando ambos quieren construir autonomía y conexión. Si uno solo empuja, el cambio se frena.

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