Carlos Herrera, carpintero en Suiza: “Trabajo menos horas y gano el doble que en España”

Carlos Herrera, carpintero en Suiza: “Trabajo menos horas y gano el doble que en España”

¿Promesa suiza o simple espejismo con montañas nevadas de fondo?

Es media tarde en un taller del cantón de Zúrich. El olor a haya recién cepillada se mezcla con el vapor de una cafetera que no corre, camina. Carlos Herrera revisa un plano, cierra el metro, guarda el lápiz detrás de la oreja y mira el reloj: 15:56. A las 16:00 se va. No hay discursos, no hay heroicidades de última hora. Solo una rutina ordenada que, en su vida anterior, se sentía como un lujo de catálogo.

Una tarde de viernes, me dice, el jefe apagó las luces a la hora en punto y me guiñó el ojo: “el fin de semana empieza ahora”. Viene de Valencia, 34 años, diez de oficio y cicatrices de obra que no salen en Instagram. Aquí trabaja menos horas. Aquí gana el doble. Y aquí, curiosamente, respira mejor. Lo cuenta sin alardes.

Un oficio, dos países

Carlos descubrió rápido la diferencia que no está solo en la nómina. En Suiza su contrato marca 42 horas semanales y un calendario que se cumple, con pausas que existen de verdad. En España, dice, la madera cruje igual, pero se alargan los días y la prisa está siempre pegada a la nuca.

En Zúrich cobra entre 5.800 y 6.400 francos brutos al mes como oficial cualificado, dependiendo de los extras y del cantón. En Valencia rondaba los 1.600 euros con suerte, y muchas semanas cruzaban las 48 horas. “Aquí las horas extras se pagan o se devuelven en descanso. Y se guardan”, resume. Parece simple. No lo es.

La explicación no cabe en un eslogan. Suiza trabaja con convenios sectoriales muy afinados y controles reales en obra. La empresa que contrata a Carlos no improvisa: planifica, calcula tiempos, mide riesgos. Se paga por casi todo: desplazamientos, ropa técnica, formación. **La seguridad aquí es parte de la productividad.** Y la productividad, mal que pese, decide su fin de mes.

Cómo se llega a “gano el doble”

La escena que lo convenció sucedió un martes de lluvia fina. El encargado paró una instalación de pérgolas por viento y ordenó taller. La jornada siguió, sin estrés, con lijado y barniz a cubierto. Nadie sudó culpa. A final de mes, el salario fue idéntico y el equipo llegó sano a casa. Carlos todavía recuerda aquel silencio raro de no sentirse culpable por hacer las cosas bien.

No es solo una anécdota bonita. En carpintería, el baremo por hora aquí oscila entre 30 y 40 CHF para un oficial, más pluses por altura o noches. En España, muchas veces el baremo se mueve entre 10 y 14 euros, y eso sí entra en nómina. Hay cifras que bailan por provincia, por convenio, por margen del cliente. Pero el patrón se repite: **menos daños colaterales de tiempo, más previsión**. Y sí, se nota en el bolsillo.

¿Por qué? Porque el sistema empuja en esa dirección. Formación dual con plazas reales, supervisiones que ocurren, seguros que penalizan el caos. La jornada de 42-43 horas en muchos cantones se respeta, con descansos legalizados y un precio por saltárselo que duele. La diferencia con España no es una caricatura, es una cadena de pequeñas decisiones operativas. Y, ojo, los impuestos y el alquiler en Suiza muerden fuerte. Aun así, a Carlos le quedan más ahorros a final de mes.

El camino práctico para un carpintero español

Carlos lo hizo con una fórmula sencilla: currículum en alemán sencillo, fotos de obra bien hechas y dos referencias verificables. Mandó diez correos a empresas de Zúrich y Argovia, y dos le respondieron. Entrevista por videollamada, prueba pagada de un día y contrato de seis meses con periodo de prueba. **Lo práctico manda**.

Su método ahora lo repite a quien le escribe por WhatsApp. Nivel A2-B1 del idioma del cantón (alemán o francés) para entender órdenes de seguridad, tarjeta sanitaria europea para el primer mes, permiso B o L según contrato, y habitación en residencia compartida cerca del transporte. Seamos honestos: nadie hace realmente eso todos los días. Pero si lo preparas en tres semanas, la película cambia.

Errores que ve a menudo: llegar sin idioma y apañarse “con gestos”, subestimar el coste del alojamiento, no calcular la fianza de dos meses, olvidar el seguro médico obligatorio tras 90 días. También prometer una velocidad que no tienes para “quedar bien”. Si te caes de esa cuerda, el golpe duele. Carlos usa una regla casera: si en la entrevista no te explican el sistema de horas y seguridad, no es tu sitio.

En su libreta, subraya una frase que repite cuando le preguntan por privado: “Trabajo menos horas y gano el doble que en España, pero aquí todo cuesta y te exigen todo”. Es un acuerdo claro. No un cheque en blanco.

“El primer mes no entendía la jerga del jefe. El segundo ya había subido el sueldo. Cuando el proceso es serio, tú creces sin quemarte.”

  • Contrato por escrito con horas, pluses y cantón.
  • Permiso (B o L) y registro en el municipio en 14 días.
  • Cuenta bancaria suiza y seguro médico en 3 meses.
  • Habitación cerca del tren, no del centro “bonito”.
  • Equipo de protección completo y botas homologadas.
  • Curso corto de alemán técnico: “Leiste, Winkel, Säge”.

Lo que cambia por dentro

Todos hemos vivido ese momento en el que un lunes parece un muro. Carlos lo describe distinto: cuando sabe que saldrá a las 16:00, trabaja mejor a las 10:00. La cabeza duele menos y el cuerpo no paga tanto. En casa, la agenda deja hueco para cocinar sin prisa, o para quedarse quieto mirando la nieve caer. No es poesía. Es el reloj.

La cosa no es perfecta. El alquiler en Zúrich roza los 1.200-1.400 CHF por una habitación, y la compra del súper te obliga a ir con cálculo. Si te pierdes en el idioma, te cansas. Si te quedas en la burbuja de hispanohablantes, también. Aun con todo, él repite que aquí las reglas claras te regalan tranquilidad. Y la tranquilidad, curiosamente, multiplica la destreza con el formón.

Piensa a veces en volver. Hay obra en Valencia, amigos, familia, mar. Su plan hoy es simple: tres años más, certificado suizo bajo el brazo y un colchón de ahorro para abrir un taller pequeño en algún barrio que huela a naranjo. Dice que la madera, cuando es buena, no grita. Espera lo mismo de su vida.

Punto clave Detalle Interés para el lector
Salario y horas 42-43 h/semana y 5.800-6.400 CHF brutos para oficial Calcula tu escenario real y el margen de ahorro
Idioma y seguridad Alemán o francés A2-B1 para obra; protocolos estrictos Evita accidentes y acelera tu subida salarial
Coste de vida Alquiler alto, comida cara, seguros obligatorios Ajusta expectativas y evita sorpresas al llegar

FAQ :

  • ¿Cuánto gana de media un carpintero en Suiza?Depende del cantón y la experiencia: entre 5.000 y 6.500 CHF brutos mensuales, con pluses por condiciones y horas extraordinarias pagadas o compensadas.
  • ¿Hace falta homologar títulos para trabajar en carpintería?Para oficial de obra, no siempre; ayuda tener certificados y referencias. Para jefatura o formación dual, conviene validar cualificaciones según el sistema suizo (SEFRI).
  • ¿Es imprescindible el alemán o el francés?Un nivel básico A2-B1 del idioma del cantón es clave para seguridad y coordinación. Con inglés solo, las puertas se reducen.
  • ¿Cuánto cuesta vivir en Zúrich o alrededores?Una habitación compartida ronda 1.000-1.400 CHF; comida y transporte suman otros 600-900 CHF. El seguro médico añade 250-400 CHF mensuales.
  • ¿Qué permiso necesito para empezar?Con contrato, suele tramitarse un permiso B (residencia) o L (corto plazo). Regístrate en el municipio en los primeros días y contrata el seguro dentro de los 3 meses.

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