Michael Mosley, médico británico: “Caminar después de comer quince minutos vale más que cualquier pastilla para la digestión”

Michael Mosley, médico británico: “Caminar después de comer quince minutos vale más que cualquier pastilla para la digestión”

El médico británico Michael Mosley llevaba años repitiendo otra salida: levantarse y caminar quince minutos. Nada épico, nada caro, nada que vender. ¿Y si el secreto estuviera, literalmente, a la vuelta de la esquina?

En una calle cualquiera, después del almuerzo, la ciudad baja una marcha. Oficinistas con el estómago lleno, mensajes que no cesan, ese bostezo traicionero. Un hombre se abrocha la chaqueta y se echa a andar, sin prisa, bordeando el parque; cruza a dos jubiladas que conversan a paso corto y a un repartidor que sube cuestas como si nada. A mitad del paseo, la pesadez cede y la cabeza se despeja. Al volver, no busca el café ni el antiácido: se sienta y sigue con la tarde como si hubiera tenido otra oportunidad. Todos hemos vivido ese momento en el que un pequeño gesto cambia el resto del día. ¿Y si ese gesto fueran quince minutos?

Por qué ese paseo de 15 minutos cambia la tarde

Michael Mosley lo explicaba con claridad de divulgador: después de comer, un paseo corto activa los músculos, que funcionan como una esponja de glucosa. Esa “esponja” reduce el pico de azúcar, la somnolencia y el reflujo que asoma cuando nos quedamos sentados. Quince minutos pueden ser la frontera entre una tarde pesada y una tarde productiva. No hablamos de correr; hablamos de moverse a un ritmo que permita conversar sin jadear, dejando que el cuerpo haga el resto.

Lucía, 41 años, probó una semana de caminatas tras el almuerzo en el polígono donde trabaja. Dos vueltas a la manzana, semáforos de por medio, y una regla: salir entre los 10 y 20 minutos después de terminar. A los tres días, notó menos acidez y ese “bajón” clásico de las cuatro casi desapareció. No cambió la dieta ni el café. Cambió la acera. Historias así se repiten de Madrid a Medellín: lo simple, cuando se ancla a una rutina, empieza a hacer ruido.

La lógica es directa. Al mover las piernas, los músculos demandan energía y captan glucosa circulante, suavizando los picos posprandiales que nos dejan adormilados. El movimiento estimula el tránsito intestinal y el tono vagal, y eso ayuda a que la comida avance mejor. También baja la presión sobre el esfínter esofágico si evitamos tumbarnos, lo que reduce el reflujo. En términos cotidianos: menos ardor, más energía, cabeza más clara, sueño más fácil por la noche.

Cómo hacerlo bien: el método de los 15 minutos

La regla es sencilla: al acabar de comer, espera de 10 a 20 minutos y sal a caminar 15. Ritmo conversacional, pasos ágiles, espalda suelta, mirada al frente. Si hay cuestas, mejor ir en llano; si hay bancos, que sea para sentarte al terminar. Puedes hacerlo alrededor de tu edificio, en un pasillo largo, en la azotea, en un centro comercial. Salir a caminar después de comer es una decisión pequeña que lo cambia todo.

Errores típicos: apretar demasiado el paso hasta convertir el paseo en un esprint, salir con el estómago aún muy lleno, o dejar pasar una hora y que el pico glucémico ya haya pasado. Si llueve, pasillo va, pasillo viene; si hace calor, busca sombra o centros cubiertos. Lleva calzado cómodo y agua a mano si tu comida fue salada. Seamos honestos: nadie hace eso todos los días. Lo que sí logra mantenerse es un “casi siempre” inteligente, pegado a tus horarios reales.

“Quince minutos valen más que cualquier pastilla para la digestión”, repetía Michael Mosley, convencido de que el hábito gana a la receta cuando hablamos de vida diaria.

“Caminar después de comer quince minutos vale más que cualquier pastilla para la digestión”. — Michael Mosley

  • Cuándo: sal entre los 10 y 20 minutos tras terminar.
  • Ritmo: que puedas hablar frases completas sin perder el aire.
  • Terreno: llano si tienes reflujo; evita cuestas fuertes tras comidas copiosas.
  • Plan B: pasillos, escaleras suaves, cinta de caminar a 3–4 km/h.
  • Señal: pon una alarma discreta que te “invite” a moverte.
  • Salud: si tienes síntomas persistentes o enfermedades digestivas, consulta con tu médico.

Lo que cambia cuando el paseo se vuelve hábito

Cuando el paseo se integra en el día, deja de ser “tarea” y se convierte en pausa que te devuelve al cuerpo. En oficinas se forman pequeñas rondas, en barrios se reconocen caminantes de sobremesa, en casas se normaliza salir con la familia a estirar las piernas. Hay menos cajas de antiácidos medio abiertas y más conversaciones cortas al sol. **No necesitas pulsómetro ni zapatillas nuevas: necesitas constancia.** Con el tiempo, notas que duermes mejor, que meriendas con menos ansiedad, que “sube menos” el estómago al acostarte. **El remedio no está en la caja de pastillas, sino en la acera.** Lo interesante es que esto no compite con nada: acompaña a tu dieta, a tu medicación si la hay, a tu manera de vivir. ¿Qué ruta vas a elegir hoy?

Punto clave Detalle Interés para el lector
Paseo de 15 minutos tras comer Empieza entre los 10–20 minutos postcomida, ritmo conversacional Menos pesadez, menos reflujo, más energía por la tarde
Músculos como “esponja” de glucosa Al activarse, captan glucosa y aplanan el pico posprandial Menos somnolencia y apoyo a la salud metabólica
Microhábitos que se pegan Anclar el paseo a la sobremesa, con plan B si llueve Adherencia realista y bienestar sin depender de fármacos

FAQ :

  • ¿Tiene que ser exactamente 15 minutos?No es una cifra mágica. Entre 10 y 20 minutos funciona bien. Lo clave es salir pronto tras comer y moverte a un ritmo cómodo.
  • ¿Sirve si camino antes de comer?Suma, pero el efecto sobre la digestión y el pico de glucosa es más claro cuando caminas después. Antes puede abrir el apetito y mejorar el control general.
  • ¿Y si tengo reflujo o hernia hiatal?Evita cuestas y saltos. Camina en llano, erguido, y espera unos 10–15 minutos tras terminar. Si el ardor persiste o empeora, consulta a tu médico.
  • ¿Tengo diabetes o tomo metformina, puedo hacerlo?Sí, andar tras comer suele ayudar al control de glucosa. Ajusta el tiempo e intensidad según te sientas y habla con tu equipo médico si usas insulina o sulfonilureas.
  • ¿Puedo cambiarlo por bicicleta estática o subir escaleras?Sí. Cualquier movimiento suave y sostenido tras comer ayuda. La bici estática es buena opción; escaleras, mejor con calma y sin forzar justo después de una comida copiosa.

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