Está en la nevera del súper, en la ensaladilla del bar y en las fiambreras del lunes. Sabe a mar, pero su truco está en otra parte.
El pasillo de refrigerados tiene ese silencio denso de tarde de semana. Una madre coge un paquete de palitos de cangrejo para “dar gracia” a la ensalada. Un estudiante mete otro en su cesta para un bocata rápido. Todos miran el precio, casi nadie gira el envase. Yo sí lo giro. Y leo la cifra que nadie quiere ver a la hora de cenar.
La OCU ha encendido el piloto rojo: el surimi, esos palitos de cangrejo tan socorridos, acumula una cantidad de sal que sorprende al compararla con unas patatas fritas de bolsa. Se nos coló en casa como un atajo inofensivo. La etiqueta cuenta otra historia. Y la historia pica.
Una cifra corta. Y contundente.
El aviso que no esperabas en la nevera
El surimi no es cangrejo. Es una pasta de pescado blanco, almidones, aromas y aditivos que busca parecer cangrejo sin serlo. La OCU ha revisado su letra pequeña y el dato que destaca no es el color ni las proteínas: es la sal. **La OCU lo dice claro: los palitos de cangrejo (surimi) concentran más sal, por 100 g, que muchas bolsas de patatas fritas.**
Pongamos números en la mesa. Unas patatas fritas corrientes rondan 1,2–1,5 g de sal por 100 g. Varias marcas de surimi se mueven entre 2 y 2,5 g por 100 g, e incluso más. En una ración de 80 g —la mitad de un paquete— puedes tragar 1,6–2 g de sal sin darte cuenta. El mar sabe a sal, sí. Aquí la cifra se dispara en silencio.
¿Por qué tanto? La sal aporta sabor, pero también textura y conservación a una masa que ha sido lavada y reformulada. Esa mezcla, para resultar agradable tras frío y transporte, “pide” sodio. Se suma el efecto “halo”: “es pescado, luego es sano”. Ahí el cerebro baja la guardia. *No todo lo que sabe a mar alimenta como el mar*.
Cómo escoger mejor sin dramas ni sermones
Hay un truco sencillo en el súper: mira siempre la sal por 100 g, no por ración. Si la cifra pasa de 1,5 g/100 g, vas por terreno salado. **En varias marcas se superan los 2 g de sal por 100 g**, mientras que existen opciones “reducidas en sal” que bajan el listón. Si lo compras, compénsalo: mézclalo con tomate, pepino, cítricos y aceite de oliva. Sube vegetales, baja salsas.
Errores que nos pasan a todos. Pensar que “como es de mar, no engorda ni sala”. Echarle mayonesa “light” y creer que ya está arreglado. Convertirlo en picoteo diario por comodidad. Seamos honestos: nadie pesa los palitos antes de abrir el paquete. Mejor marcarte una frecuencia de antojo y reservarlo para momentos concretos, no para el “cada dos días”.
La pauta útil cabe en dos ideas: comparar con criterio y recuperar proteínas reales.
“No se trata de demonizar, sino de devolver perspectiva: si supera en sal a unas patatas fritas, no puede ser ‘de todos los días’”, resume una dietista colaboradora de la OCU.
- Revisa “sal” por 100 g y evita >1,5 g.
- Primer ingrediente: que sea pescado, no almidón.
- Lista corta de aditivos frente a un “E-festival”.
- Ración acotada: 3-4 palitos, no el paquete.
- Alternativas rápidas: huevo cocido, atún al natural, garbanzos salteados.
Lo que queda sobre la mesa
Todos hemos vivido ese momento en que el tiempo aprieta y el sabor manda. Ese es el hueco por donde entran los ultraprocesados simpáticos. El surimi cumple, gusta y combina con todo, por eso se queda. El reto no es prohibirlo, es entender qué compra estamos haciendo cuando lo elegimos frente a un huevo, una lata de atún o unas legumbres.
**La OMS marca 5 g de sal al día como tope orientativo**. No es una frase para colgar en la nevera, es una brújula. Entre panes, salsas, quesos y “pequeños extras”, ese límite se toca sin ruido. Cambiar no exige heroísmo: un par de giros en la compra, un ojo a la etiqueta, una pizca menos de salero. La próxima vez que abras el frigorífico y veas el paquete naranja y blanco, quizá recuerdes esta cifra. Y elijas distinto. O no, pero sabiendo por qué.
| Punto clave | Detalle | Interés para el lector |
|---|---|---|
| El ultraprocesado “sorpresa” | Surimi con 2–2,5 g de sal/100 g, por encima de muchas patatas fritas | Identificar el riesgo real en un producto “amable” |
| Método express en el súper | Mirar sal por 100 g; umbral práctico 1,5 g/100 g | Decisión rápida sin apps ni tablas complicadas |
| Alternativas de verdad | Huevo, atún al natural, legumbres, pescado fresco | Ideas concretas para bajar el sodio sin perder saciedad |
FAQ :
- ¿Cuál es el alimento con más sal que muchas patatas fritas?Los palitos de cangrejo o surimi, un ultraprocesado a base de pasta de pescado, almidones, aromas y sal.
- ¿Cuánta sal tiene frente a unas patatas fritas de bolsa?Patatas fritas corrientes: 1,2–1,5 g de sal/100 g. Surimi de varias marcas: 2–2,5 g/100 g, con casos por encima.
- ¿Es “malo” comer surimi de vez en cuando?No hay alimentos mágicos ni malditos. Si te gusta, úsalo con moderación, raciones pequeñas y sin convertirlo en rutina.
- ¿Cómo elijo una opción menos salada?Compara la sal por 100 g, busca versiones reducidas en sal y una lista de ingredientes corta donde el pescado aparezca primero.
- ¿Qué puedo usar en su lugar para ensaladas y bocatas rápidos?Huevo cocido, atún al natural, garbanzos, caballa en lata, langostinos cocidos o restos de pollo asado. Más proteína real, menos sodio oculto.









