Mercadona mueve ficha: mientras los clientes miran etiquetas en busca de “origen natural” y fórmulas más limpias, la cadena suma referencias y reordena pasillos. ¿Qué merece la pena de verdad y cómo elegir sin perderse?
Una madre compara dos geles con el carro detenido en seco; un chico joven gira un tarro pequeño de crema de cacahuete como si fuese una brújula; un trabajador coloca un cartel que dice “nueva receta”. Todos hemos vivido ese momento en el que quieres algo más sencillo y no sabes por dónde empezar. El murmullo del supermercado mezcla conversaciones y el sonido del plástico al crujir, mientras las manos buscan etiquetas cortas y palabras que suenen a campo y a cocina de siempre. Algo está cambiando.
Qué está cambiando en los pasillos de Mercadona
En las estanterías, las etiquetas “origen natural”, “sin aditivos” y “eco” aparecen cada vez más, junto a diseños sobrios y listas de ingredientes más cortas. La marca propia empuja fuerte y ordena categorías: cuidado personal, despensa y refrigerados con opciones más limpias. La sensación es clara: la apuesta por lo natural ya no es un rincón, es parte del camino central del supermercado.
En la cesta, los básicos mandan. El frasco de crema de cacahuete solo con cacahuete, el gel con alto porcentaje de aloe vera, el aceite de oliva virgen extra con sello ecológico; productos reconocibles, sin alardes, que se usan a diario. En charlas de pasillo, compradores veteranos cuentan que “se nota menos ruido en las etiquetas”, mientras jóvenes que miran el móvil comparan porcentajes y preguntan en voz baja dónde está la zona eco.
¿Por qué sucede ahora? La salud cotidiana se ha vuelto tangible: menos marketing y más claridad. El poder de una etiqueta breve convence, igual que la confianza en la marca que ya conoces por precio y disponibilidad. Hay un segundo motor: el hábito. Cuando algo natural funciona en casa, vuelve al carro sin discusión. La etiqueta no lo es todo, pero ayuda.
Los tres productos naturales más recomendados y cómo acertar
Hay un gesto que no falla: da la vuelta al envase. Busca tres señales sencillas: lista de ingredientes corta y entendible, porcentaje de origen natural visible y ausencia de añadidos que no quieres (azúcares, aceites refinados, perfumes intensos). Con ese filtro en la cabeza, los pasillos se ordenan solos. Si dudas, compara dos tarros similares y elige el que menos explique para decir lo mismo.
Pequeños errores pasan factura. “Natural” no significa comer sin límite ni que todo te siente bien: el tarro 100% puede ser calórico y el gel suave también requiere prueba en tu piel. Ojo con el azúcar camuflado con nombres bonitos, los sabores “light” que no lo son y los claims que deslumbran. Seamos honestos: nadie revisa cada etiqueta a diario. Apunta dos o tres productos fiables y repítelos, tu rutina te lo agradecerá.
La mejor compra empieza con expectativas realistas: básicos que usas de verdad, sin coleccionar botes. Piensa en desayunos, duchas y aliños; si encaja ahí, suma.
“Compra menos y mejor: dos esenciales naturales que uses a diario valen más que una balda llena de caprichos.”
- Crema de cacahuete 100% Hacendado: un único ingrediente, textura untable, sin azúcares ni aceite de palma. Ideal para tostadas, salsas rápidas o un snack con fruta.
- Gel de Aloe Vera 99% Deliplus: formato práctico, sensación fresca, ayuda a calmar después del sol o el afeitado. Aroma discreto y uso multiusos en casa.
- Aceite de oliva virgen extra ecológico Hacendado: sabor limpio, botella que protege de la luz y un aliño que mejora cualquier ensalada o tostada salada.
Lo que viene: consumo natural sin postureo
Más natural no significa más complicado. La tendencia apunta a lo cotidiano: un tarro que repites, un gel que no irrita, un aceite que convierte un tomate en cena. El supermercado funciona como un mapa de decisiones pequeñas, donde eliges claridad frente a ruido. Hay margen para equivocarse, cambiar y acertar a la segunda. Si compartes tus hallazgos con familia o amigos, el efecto se multiplica: alguien descubre una receta, otro ajusta una rutina y todos ganan minutos. La conversación seguirá en los pasillos, en los grupos del barrio y en la sobremesa del domingo. Quizá ahí empiece la verdadera lista de la compra.
| Punto clave | Detalle | Interés para el lector |
|---|---|---|
| Cómo elegir “natural” sin perder tiempo | Giro al envase, lista corta, porcentaje y ausencia de añadidos | Decidir en 10 segundos frente a la estantería |
| Tres básicos que funcionan | Crema 100% cacahuete, gel 99% aloe, AOVE ecológico | Compras útiles que vas a usar cada día |
| Errores frecuentes | Confundir “natural” con saludable ilimitado y caer en reclamos | Evitar decepciones y compras que acaban al fondo del armario |
FAQ :
- ¿Qué significa “ingredientes de origen natural” en la etiqueta?Que parte de la fórmula procede de materias primas naturales procesadas mínimamente; no equivale a “eco” ni a “sin procesar”. Mira el porcentaje declarado y la lista completa.
- ¿Estos productos son ecológicos por defecto?No. “Eco” exige certificaciones y sello. Un producto puede ser natural sin ser ecológico y al revés; revisa el logo oficial si buscas agricultura o cosmética certificada.
- ¿Suben mucho de precio frente a la opción estándar?Depende de la categoría. En básicos de marca propia el salto suele ser contenido y, si los usas a diario, compensa por repetición y menos desperdicio.
- ¿Pueden usarlos niños o personas con alergias?En alimentación, revisa alérgenos; en cuidado personal, haz prueba en una zona pequeña. Ante dudas concretas, consulta con tu profesional sanitario.
- ¿Dónde encuentro estas referencias en tienda?Desayunos y untables en despensa, aceites en aceitero/condimentos, el gel de aloe en higiene personal. Si no lo ves, pregunta por las nuevas baldas de “origen natural”.









